​​Durante los primeros años de vida, los padres somos los agentes principales a la hora de formar una sana autoestima en nuestros hijos. De este modo, la autoestima y los recursos con que cuente el niño van a ser heredados directamente de sus padres. Tanto de las valoraciones que reciban de ellos, como de las experiencias positivas que les permitan vivenciar.Un niño que crea en sí mismo será capaz de enfrentarse a los problemas con seguridad y confianza, siendo capaz de tomar sus propias decisiones, afrontar sus errores y defender sus derechos.

Como padres nos vemos en la obligación de fomentar el correcto desarrollo de la autoestima en nuestros pequeños, para lo que podemos recurrir a:

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1. Elogios. Han de ser específicos y sinceros, lo importante es aprender a centrarnos en lo posiivo de nuestros hijos y de su comportamiento y no en lo negativo.

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2. Tratarles con respeto. Debemos educar con el ejemplo, no podemos exigir respeto cuando nosotros no lo tenemos. Practiquemos a decir "por favor" y "gracias" también en el ambiente familiar.

3. No exigirles perfección. Los niños no son perfectos porque los padres tampoco lo somos, debemos hacer que sientan que les aceptamos tal y como son con sus errores y sus aciertos.

4. Escucharles y responderles. Deben saber que sus opiniones también se tienen en cuenta y son importantes.

5. Fomentar su toma de decisiones. Sólo a través de la práctica aprenderán a resolver problemas y enfrentarse a las consecuencias, convirtiéndose en adultos autónomos y responsables.

6. Darles responsabilidades. De este modo conseguiremos que se sientan capaces y con confianza en sus habilidades.

7. Fomentar sus intereses y habilidades. Debemos animarles a participar en aquellas actividades que les interesen, diviertan y en las que puedan sobresalir.

8. Evitar comparaciones. Cada niño es un mundo, por lo que las metas que les pongamos deben ser acordes a sus capacidades y nivel de desarrollo y no a lo que es capaz de hacer su hermano, compañero de clase o vecino.